Alba Luna es bailaora de flamenco, graduada con doble titulación en las Enseñanzas Profesionales de Danza Española y de Baile Flamenco y licenciada en Pedagogía del Baile Flamenco.
Ha bailado en festivales de gran prestigio, como La Cata Flamenca de Montilla, el Festival Flamenco de Zambra o el Festival de Danza de Segovia. Obtuvo el Primer Premio el concurso de Jóvenes Flamencos en 2012 y, año después, fue cuarta en el ranking de “Los artistas flamencos más activos” según Guía Flama.
Actualmente, cursa Enseñanzas Superiores de Danza en la especialidad de Coreografía del Baile Flamenco y también trabaja como bailaora, ilustrando las Conferencias sobre Baile Flamenco de su maestra Inmaculada Aguilar. Además, forma parte del espectáculo "El alma nunca muere" y comparte proyecto con la cantaora Gema Jiménez, titulado “Navegando en un mar de cantes”.
Pregunta: ¿En qué momento de tu carrera te encuentras?
Respuesta: Estoy en un estado maravilloso en la búsqueda total de mí misma. Creo que he llegado a un punto de madurez personal y de conocimiento propio, que se está viendo reflejado en mi baile. Ya no bailo por bailar, ahora todo tiene un sentido y busco más allá del simple movimiento. Nada es porque sí.
P: ¿Cuál es tu forma de trabajar dentro del aula? ¿Cómo te preparas físicamente?
R: Pues tengo dos formas diferentes: una cuando tomo clase, y otra cuando trabajo sola en el aula, pero ambas van unidas. Cuando tomo clase intento absorber absolutamente todo del maestro en cuestión, trabajar “a su manera”, e intentar adquirir otras formas de trabajo y de movimiento.
Pero, cuando estoy sola en el aula trabajando, lo hago para mí, para sentirme, para encontrarme. Intento que todo lo que he trabajado antes en clase, en conjunto, llevármelo a mi forma de entender el Baile Flamenco y encontrarle sentido al movimiento en mí. Siempre me pongo a prueba y me llevo al límite cuando estoy sola, salgo agotada. En el Baile Flamenco, sobre todo se trabaja el cardio para la resistencia física. Todo lo demás se consigue metida en un aula de ensayo.
"Ya no bailo por bailar, ahora todo tiene un sentido"
P: Hasta que pisas el escenario, ¿cómo son las fases contractuales y de planificación del espectáculo?
R: Buena pregunta. Yo voy a hablar de mi caso, que son recitales o festivales, en los que sólo participa una bailaora, dejando aparte los espectáculos o grandes producciones que funcionan de manera diferente. En primer lugar, se ponen en contacto contigo, bien un representante o bien la peña, festival o teatro que quiera contratarte; y te comentan fecha de la actuación, lugar, presupuesto, etc…
En segundo lugar, según el presupuesto que haya, la responsable o cabeza de cartel (que es la bailaora) llama al cuadro flamenco que quiere que vaya acompañándola. Una vez tiene al cuadro flamenco, hay dos opciones: la organización que te contrata debe de dar de alta a los artistas (independientemente a cada uno), o bien, si la bailaora es autónoma, ella es la que da de alta al cuadro, porque van bajo su responsabilidad, ya que es cabeza de cartel.
También se habla con la organización, por adelantando, las necesidades técnicas que serían necesarias para desarrollar el espectáculo. Se confirmaría la hora de prueba de sonido y… ¡a bailar! Los pagos suelen hacerse en efectivo después de la actuación, o en cheque, el cual se le paga a la bailaora, siendo ella quien paga al cuadro.
"Siento que fuera, el arte flamenco tiene bastante más consumo que en España"
Pregunta: ¿Con qué dificultades te encuentras a la hora de desarrollar tu actividad?
R: La primera y más importante es que los espacios no están preparados para el Baile Flamenco, el gran olvidado. Todavía sigue sin dárseles a los bailarines el sitio y condiciones que se merecen. Se piensa que se puede bailar en cualquier sitio, en cualquier escenario y medios técnicos, pero seguimos en la lucha.
P: ¿Crees que el Flamenco tiene en España un gran público consumidor?
R: Pregunta escabrosa… creo que el Cante Flamenco tiene un gran público consumidor en España, pero al Baile Flamenco y a la Guitarra Flamenca aún le queda mucho que batallar en nuestro país. Siento que fuera, en general, el arte flamenco, tiene bastante más consumo que en España.
Aquí damos por hecho que es nuestra cultura y no lo valoramos. Es más, cuando hay que pagar para un espectáculo, te cuesta la vida que los mismos artistas vayan a verlo… Creo que todo radica en valorar lo que tenemos y, a partir de ahí, seguir adelante.
"Somos un país muy abierto a la contemporaneidad, pero nuestro público está educado en entender, no en conmover"
P: Sobre el público español, ¿piensas que está preparado para consumir un Flamenco más contemporáneo, es decir, más alejado de lo que se denomina “Flamenco puro”?
R: El público español es un gran público, pero no está educado en la etapa contemporánea. Pienso que vamos muy por detrás de las oleadas artísticas europeas, y a los artistas contemporáneos de nuestro país no se les da su lugar porque no se les entiende.
Somos un país muy abierto a la contemporaneidad, pero nuestro público está educado en “entender”, no en “conmover”, y ahí, bajo mi punto de vista, está el principal fallo. Habría que educar a las personas para abrir su mente y no quedarse anquilosados en hace 50 años. Eso no quiere decir perder la tradición ni la base del Flamenco, sino recordarla, mantenerla y evolucionar.
P: ¿Cuáles son tus objetivos a corto y largo plazo?
R: De momento, terminar el año que viene Coreografía y, de forma paralela, seguir en la búsqueda de mi baile, de mi forma, de mi “Yo interior” para poder así plasmarlo en un escenario.
En este año quiero realizar una propuesta de espectáculo propio, en formato reducido, y poder ofrecerlo en circuitos y programaciones de ámbito nacional e internacional; y cómo no, participar en todos los proyectos que me van sugiriendo y surgiendo, como son el rodaje de la película de cine en que he participado este verano y que seguiré participando hasta el final.
También estoy en un proyecto con un amigo que es fagotista y que ha incluido el instrumento (clásico por antonomasia) en el Flamenco. Es la primera vez que se hace y ahí estamos en el proceso de creación mano a mano. Todo lo que venga, ¡bienvenido sea!