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  • Foto del escritorJulia Pino

Ana Ramos: "Hay muchísimos bailarines con talento para tan pocas compañías de danza"

Actualizado: 9 nov 2020


Ana Ramos empezó a bailar flamenco con cinco años. A los once, comenzó sus estudios de danza en el Conservatorio Profesional de Málaga "Pepa Flores". Se decantó por la danza clásica y, a los 15 años, se trasladó a Madrid para tomar clases en el Conservatorio de Danza Profesional de Carmen Amaya, además de bailar en el Madrid Dance Center.


A los 17 años se marchó a Londres, donde se graduó en English National Ballet School en 2018. Y ahora, tras haber trabajado para la Compañía Nacional de Danza de Portugal, Ana Ramos ha vuelto a España para incorporarse al elenco de la Compañía Nacional de Danza.


Pregunta: ¿Cómo describirías tu trayectoria en la danza?


Respuesta: Desde que era bastante pequeña siempre me gustó bailar, pero no fue hasta los 14 años cuando realmente me di cuenta que quería dedicarme a ello de manera profesional. Fue a los 15 años cuando tuve la oportunidad de irme a Madrid a continuar mis estudios de danza.


Supongo que he tenido la suerte de tener una familia que siempre me ha apoyado en todas mis decisiones y han apostado por mí en todo momento. Siempre estaré increíblemente agradecida porque sin ellos nunca habría sido posible.


P: ¿Cómo fue tu experiencia en el English National Ballet School? 


R: Cuando acabé mis estudios a los 17 años en el Conservatorio Carmen Amaya en Madrid, sentía que no estaba lista ni técnica ni mentalmente para adentrarme en el  mundo profesional, así que audicioné para la escuela del English National Ballet en Londres para continuar mis estudios. La experiencia fue enriquecedora: aprendí a manejarme en un país que no era el mío además de hablar una lengua diferente, conocer a otros muchos bailarines de diferentes nacionalidades y culturas, y mejorar técnica y artísticamente. 


También he tenido la oportunidad de trabajar con grandes profesionales de la danza y de actuar en mis primeros escenarios más profesionales, aunque he de decir que no todo fue un camino de rosas. Tras graduarme en Londres, realicé múltiples audiciones y viajes, teniendo la suerte de conseguir trabajo en la Compañía Nacional de Danza de Portugal, donde inicié mi primer año como profesional.


P: También bailaste en la Compañía Nacional de Bailado ¿cómo era tu rutina en la compañía?


R: Cuando teníamos horario completo repleto de ensayos, entrenaba una hora y cuarto de clase de técnica clásica, y el resto de horas ensayábamos para preparar las obras interpretadas en ese momento hasta las 17:00 de la tarde.  Obviamente, estos horarios variaban dependiendo de la temporada y las actuaciones que tuviésemos en ese momento. Muchas veces complementaba mi entrenamiento yendo al gimnasio cuando acababa mi rutina laboral.

P: ¿Qué profesor/a o bailarín/a te ha influenciado especialmente en tu carrera?


R: Puedo decir que siempre he estado rodeada de grandes profesionales y, sobre todo, de gente con muchísima pasión, dando las gracias desde mis profesoras del Conservatorio de Málaga hasta las de Madrid y Londres. Pero si tuviera que destacar a una persona en concreto, sería mi profesora del Conservatorio de Madrid, Elena Serna, quien puso todo su esfuerzo para convertirme en una bailarina y creyó en mí como artista, pero también como persona.


P: Entre todos los países en los que has estado, ¿encuentras diferencias respecto a la valoración social de la danza y los bailarines?


R: Por supuesto que sí, cada país es un mundo y no todos ellos tienen el mismo apoyo económico, social y, sobretodo, cultural.


P: ¿Crees que es difícil vivir del oficio?


R: Desde mi punto de vista, es un sí rotundo. Además de suponer un gran esfuerzo mental y físico, hay muchísimos bailarines con talento para tan pocas compañías de danza. El número de estas varía dependiendo del país en el que te encuentres.


P: ¿Por qué decidiste volver a España y probar a entrar en la Compañía Nacional de Danza? Ahora que formas parte de la CND, ¿cómo te sientes?


R: Para serte sincera, ha sido todo bastante improvisado. Realmente nunca pensé que llegaría a tener la posibilidad de trabajar en España, ya que las plazas son limitadas y la competencia es muy alta. Como he dicho antes, hay mucho talento en comparación con el número de compañías profesionales. 


Un país como España debería de tener muchas más compañías repartidas por todo el mapa. Espero que algún día esto crezca y se cree el empleo suficiente para cantidad de bailarines españoles que hay. Por eso mismo he vuelto a España, porque creo que es un placer poder trabajar en mi país, además de gustarme el repertorio de la Compañía Nacional de Danza, pienso que es un honor bailar para el público español.


P: ¿Cuáles son tus deseos de futuro?


R: Mi deseo es poder seguir dedicándome a la danza, exprimir el tiempo hasta el máximo, y ver hasta dónde puedo llegar.



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